martes, 24 de agosto de 2010

Sauna Strass por David T. Kano: Capitulo II

Capitulo II: El lado opuesto, la cruz.

Sabado 28 de Febrero del 2009. 12:04 PM

Acabo de abrir los ojos, extenuado, cansado, con un sudor frio que invade mi cuerpo. Que sueño mas denso y agónico he tenido durante toda la noche. Imágenes de personas carentes de color corriendo en sentido contrario al mio y yo perplejo en medio del pánico. Los rostros de esas personas eran deformes y horrendas. No era terror reflejado en sus caras, era la autentica aberración del miedo más profundo.
Yo miraba mis manos llenas de vida y con amplia gama de colores intensos e intentaba palpar, como si lo pudiera hacer, el horizonte tan confuso que había ante mí.
Lloro y lloro, mi cara se empapa sin saber por qué. No puedo gritar, no tengo voz y a nadie le puedo preguntar. De repente, un tremendo estruendo rompe con el grito desgarrador de la gente y hace que estas se detengan en un instante. La gente ya no corre, contemplando el mismo horizonte que yo. Me veo rodeado por todos ellos y se empiezan a percatar del color que desprendo. Todas las miradas se dirigen hacia mi posición y yo me sigo preguntando el por qué de todo esto.
Intento hablar, chillar, comunicar mi miedo, pero no puedo, se han callado mis cuerdas vocales y casi dejo de respirar en el intento. Otro estruendo irrumpe con mas fuerza en el silencio; una bola de fuego incandescente se aproxima desde la lejania y, aun a pesar de ello, las personas que me rodean no paran de mirarme. No consigo advertirles, mis brazos se desploman como si pesaran toneladas y no puedo ni tan siquiera señalarles el peligro.
La bola de fuego avanza y va calcinando y haciendo desaparecer a las figuras inmoviles que siguen atónitas observándome. Siento que no puedo hacer nada, siento que debo esperar mi momento. El calor cada vez se hace mas acusado y mis ojos se cierran impotentes, tan solo debo esperar a mi último latido y que todo acabe pronto... de una vez por todas.
Hoy es sabado, tengo muchas cosas en la cabeza y me siento confuso con una gran desesperación desgarrando mi interior. Me gustaria ignorar que hoy es el dia en que por primera vez venda mi cuerpo, que precio fijar a algo que tanto ha costado mantener hacia adelante y que cruda es la economia que no repara ni en edad, circunstancia o tiempo, pero me veo obligado a salir de este infierno en que me veo inmerso, de una manera como nunca podría imaginar. Tengo miedo al que no hago ni pizca de caso, o eso al menos creo... tengo que superarlo si sale a rebelarse.
Me dirijo hacia la cocina para empezar a desayunar aunque no me apetece comer nada. Tengo mi agenda encima de la mesa, la abro por donde tengo un marca páginas y veo la fecha señalada ( veintiocho de febrero ) y unas letras escritas por mí especificando el lugar de la cita: “Sauna Strass”.
Lógicamente esto lo escribí un poco en plan de guasa y no reparo en soltar una sonrisa al leerlo de nuevo, me quiero empezar a tomar las cosas así, con un poco de humor aunque el niño que tenía dentro hace dias que lo he escondido, no quiero que vea en lo que me he convertido, mirarme al espejo y que no pare de llorar por dentro.
Habia pasado dias antes a ver lo que se acontecia alli y tenia decidido que ese era el lugar para empezar. No es gran cosa, un poco sucio pero podría llegar a ser acogedor, con la imaginación podriamos mover el mundo y no creo que sea muy dificil ver las cosas de diferente manera.
En su dia, un hombre muy mayor me había atendido muy amablemente aunque su aliento delataba su truco para ser tan cortes. No supe irme con tapujos y le comenté a lo que venia, él sabia perfectamente lo que había y que yo no era la única persona que venia a prostituirse. Yo queria de algun modo, que esa persona de aspecto cansado y envejecido por el paso de los años, pero a su vez, plácido en sus dialogos y de mirada complaciente con mis palabras, fuera el “ padrino “ que nunca tuve, la persona que me apoyara desde su experiencia y me asesorara en todo lo que estuviera en sus manos.
En un principio parecia muy reacio a escuchar mis palabras, le daban igual las explicaciones, pero después de un rato conversando, poco a poco se abria y empezaba a convertirse en mi protector dandome consejos de algunas cosas y precauciones que tenia que tener en mente.
Esta noche empieza el final del principio de una época, al menos esas son mis intenciones, necesito a golpe de billetes que todo cambie aunque suene cruel y frio, pero cuando todo esto termine, cerraré esta página de mi vida a cal y canto. Nadie sabrá absolutamente nada de esta parte de mi vida, quiero destruirla cuando todo esto llegue a su final, lo tengo todo preparado y todo pensado. Llegaré alli dentro, en la semioscuridad, intentaré disimular mi incomodidez, beberé de la frialdad del ser humano y esperaré. La mejor zona donde comenzar es el pasillo cerca de las duchas, esa parte no suele ser frecuentada por la competencia que promete ser dura y bien aprendida según me ha comentado mi “ padrino “ y asi no me preguntaran nada de lo que no les importe.

Sabado 28 de Febrero del 2009. 23:30 PM

Después de pasarme el dia intentando distraer mis pensamientos, tantas horas que se me han hecho eternas, decido que ya es hora de lanzarme al ruedo ( ya es tiempo de congelar mis sentimientos y el momento de abrir los ojos hacia la única
salida ). El tiempo es sabio en dejar pasar oportunidades y necesito encontrarme en el pasillo de esa sauna y esperar a que la liberación gotee y me empiece a llenar la vida de color intenso, que tan oscura y sin energia me la ha dejado mi pasado y mi actual presente.

Domingo 29 de Febrero del 2009. 00:55 AM

Llevo un rato esperando, veo gente pasar mientras miran mi cuerpo de arriba a abajo. Tenia que sobreponerme en cada momento aunque me sintiese como un mero espectaculo visual a punto de ser estrenado. Parecia que la noche no iba a prometer mucho, hasta que alguien apareció casi de la nada.
Nos cruzamos en un segundo donde todo a mi alrededor se detuvo en el tiempo. Un hombre alto, moreno de pelo y piel, de complexión normal e intensa mirada de ojos negros, apareció casi de la nada. Fue él quien se avalanzó en preguntarme quien era yo e intentando disimular un poco mi inseguridad, agaché la cabeza. Algo se apoderó de mí, quizás las fuerzas que intentaban salir al exterior o el miedo disfrazado intentando rebelarse, pero al final pude mirarle a los ojos y decirle mi nombre:
- Me llamo David, es mi primer dia aqui.

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